Recorriendo Perú VI

DIA 6   AREQUIPA – CHIVAY

Lo malo que tiene este país es que a las seis de la mañana ya es día claro (creo que lo he dicho y lo repetiré, ustedes perdonen) y a las seis de la tarde, noche cerrada.

Por eso todos los días nos estamos levantando sobre cuatro y media o cinco, dependiendo de la hora a la que nos vengan a recoger. Hoy a las siete y media, con todo el equipaje, embarcamos en un microbús camino del cañón del río Colca. Salir de Arequipa, una vez recogido el resto de pasajeros, nos costó cerca de una hora.

A punto ya de comenzar el recorrido, una parada para adquirir caramelos de coca, hojas de coca o caramelos de muña para atenuar el efecto de las alturas o soroche (nombre quechua).

Subiremos desde los 2.300 metros sobre el nivel del mar de Arequipa hasta los 4.800 msnm del punto más elevado que visitaremos hoy.

    

Por el camino nos hemos detenido varias veces a contemplar vicuñas, a fotografiar los impresionantes volcanes Misti y Chachani desde otra perspectiva y a tomar una infusión de muña. Las infusiones son para tranquilizar el sistema respiratorio. La de coca es poco recomendable para los hipertensos, así que éstos tomarán muña.

Las vicuñas que vimos eran todos machos. Los pastores los apartan de las hembras y solo los juntan quince días en febrero para procrear. Las hembras son adultas a los dos años mientras que los machos lo son a los cuatro.

Las llamas, que tan mala fama tienen, solo escupen cuando están enfadadas o asustadas y son certeras a cinco metros de distancia. El paisaje es increíble. Hay dos tipos de hierba con el que los nativos hacen cuerdas, aperos e incluso cubren los techos de sus casas.

La carretera va serpenteando entre montañas hasta llegar a una zona altiplano en cuyo suelo se van formando acuíferos del deshielo que nutren los ríos deudores del Amazonas. La grandeza de esto no se puede medir con palabras y las fotos tampoco le hacen mucha justicia.

Hemos parado en el mirador de los Andes y caminar tres minutos a 4.800 msnm agota a cualquiera que no sea andino. En este mirador están indicados todos los nombres y alturas de los volcanes que se divisan desde ahí.

 

Seguimos camino de Chivay, un pequeño pueblo donde nos alojaremos hoy para iniciar mañana la ruta del cañón del río Colca y si tenemos suerte, veremos al cóndor. Chivay tiene algo mas de mil habitantes.

Una curiosidad. Al igual que los bereberes hacen montones de piedras en el desierto, aquí se hacen pequeñas torres de piedrecitas para honrar a la Pacha Mama o Madre Tierra, y las llaman apachetas.

Por la tarde hemos visitado Chivay. Nuestro alojamiento estaba a menos de un km del centro y hemos empleado unos quince minutos en llegar. A mí me falta aire y a ella le duele la cabeza, pero ahí vamos. El pueblo está celebrando el sábado y la gente, a pesar del bajón de temperatura de la noche, se pasea, visita un mercadillo ambulante en el que puede encontrarse desde quien te cocine la comida al momento, hasta cualquier cachivache, calcetines, chompas, gorros, etc. ya que el invierno está cerca.

 

Sentados en la plaza hemos visto oscurecer amparados  por las estatuas del cóndor que la presiden y rodean. La paz y la tranquilidad de un lugar así, enterrado entre montañas, nos hace sentirnos tranquilos y felices en esta aventura.

NOTA. Nos han alojado en un hotel que se llama Pozo del Cielo. Es tan hermoso en su sencillez que parece increíble. Hasta hoy la habitación más original es la de éste hotel.

Publicado el May 18, 2019 en No catalogado. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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