Sabela, al fin.

SABELA.

Apenas un bulto bajo la ropa,

los ojitos cerrados

como temiendo ver lo que hay,

las manos inquietas

y los pies levantando la manta.

Y sin embargo ¡cuánta energía!,

cuánto ardor en sus movimientos,

qué tesón para hacerse entender,

a pesar de tener unos pocos días

la vida rebulle en su ser.

Abre los ojos, mi niña,

que desde lejos te venimos a ver

y queremos llevarnos tu sonrisa

grabada intensamente

en las fibras más íntimas de nuestro ser.

                    17/05/2018

En Bruselas

Publicado el May 29, 2018 en poema. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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