Pekineando III

Martes, 18 de Abril de 2017.

Tren de Alta velocidad nº G 87 en dirección a Xian. Trayecto con dos paradas: Zheng Zhou Dong ( a unos 600 km de Pekín) y Xian a 1200 kms. Tiempo de viaje estimado 4 horas. Salida 14,00 y llegada real a las 19,10.

Nuestro viaje a Xian comienza en el metro de Pekín. Cuarenta y cinco largos minutos bajo tierra y tres transbordos después nos llevan a la estación de alta velocidad.

Para acceder a la estación hay que pasar dos filtros: primero el del billete. O lo tienes o no entras, pues se venden en las oficinas de turismo de la ciudad. Y después el chekin de equipaje, en fila de a uno y con scanner.

Y hecho esto se accede a una estación tan inconmensurable que apenas si se lo puede creer uno. En la sala de espera para nuestro tren (solo atendía dos vías) cabían sentadas al menos doscientas personas y de pie se triplicaba el número.

Faltando una hora, unos mozos comenzaron a ordenar en largas colas a los viajeros y al abrir el acceso volvimos a pasar por unos tornos vigilados por personal, para acceder al andén donde se encontraba nuestro tren.

Una vez en nuestro vagón y cuando el tren ya salía de Pekín, comenzamos a pasar revista a la situación. Las salas de los vagones para viajeros van con dos secciones de asientos; en un lado tres asientos y en otro dos. El personal de a bordo perfectamente uniformado, vigilante en todo momento, ofreciendo bebidas y comidas previo pago.

El personal secundario o de limpieza, pasaba una mopa para limpiar el pasillo y atendía la limpieza de los diversos servicios. De vez en cuando pasaban recogiendo lo que los viajeros desechaban ya que en los asientos no hay papeleras.

Los WC son de suelo, o sea que hay que acuclillarse para hacer las necesidades mayores, pero funcionan con el moderno método de vacío lo cual facilita mucho su limpieza. En el pasillo hay un lavabo con toallas, jabón y un dispensador de agua para rellenar botellas, pero caliente pues los chinos no la toman fría y además les sirve para preparar comidas (se ve mucho preparado tipo yaquisoba).

Los casi 1200 km que separan las dos ciudades los recorrimos en menos de 5 horas, teniendo en cuenta que hubo un pequeño retraso de 20 minutos. A la llegada nos recogieron y nos llevaron al hotel, pero casi no nos entendemos porque los jóvenes chinos no quieren hablar inglés y ese es el único idioma que chapurrea mi esposa.

La ciudad de Xian de noche es asombrosa. En los 45 minutos de taxi hasta el hotel pudimos ver la iluminación de todas las aristas de los edificios. Había algunos típicos muy bien iluminados que esperamos conocer mañana con nuestro guía.

 

Miércoles, 19 de Abril de 2017. 

Hoy a las 8,30 horas ya estábamos de camino hacia la tumba de los guerreros de terracota. Nuestra guía, Carlota, china de nacimiento y crianza pero con un buen castellano, nos llevó a conocer primero la muralla de Xian.

La ciudad fue la antigua capital de China y su contorno amurallado tiene 14 km de perímetro. La muralla ha sido conservada y en ella se celebran muchos eventos de la ciudad, incluso una media maratón popular.

El foso que circunda la muralla ha sido drenado y ahora recibe las aguas de un río, siendo navegable para pequeñas embarcaciones. El negocio es el negocio en este país.

Una vez vista la muralla salimos hacia las tumbas pero antes nos detuvimos en un horno de cocción de figuras de arcilla, donde se hacen moldes y se copian en todos los tamaños las figuras halladas en la tumba. Se cuecen en un horno entre 900 y 1100 grados para darles consistencia.

Allí nos enseñaron los moldes y la forma de realizarlas y vimos a unos niños haciendo prácticas con moldes. En este mismo sitio hay un taller de lacado impresionante. Los muebles de pino se recubren con un barniz especial ya  decorados y luego el dibujo se descubre artesanalmente a buril, quedando verdaderas maravillas. Un trabajo de chinos, vaya.

Y seguidamente salimos en dirección a la tumba del emperador Qin Shihuang que no queriendo dejar de ser emperador en la otra vida mandó hacer semejante monumento funerario. Visitamos las tres fosas abiertas hasta ahora, pasamos por el museo y comimos en el complejo turístico que tienen en el lugar ya que queda a unos 18 km de Xian.

En la primera fosa (nº 1) la más conocida, la formación de los guerreros escenifica según su posición, un cuadro perfectamente delimitado para vigilancia y defensa. En la fosa nº 3 se contemplan las figuras de lo que podía representar un puesto de mando, con sus vigilantes y oficiales.

En la fosa nº 2 apenas hay figuras recuperadas, solo cascotes pues están en plena recuperación. En las figuras recuperadas hay muchas descabezadas porque  quienes las encontraron, pensaban que si había algún tesoro estaba dentro de la oquedad de las cabezas.

Las figuras expuestas originales, el arquero, el general, etc. son tan perfectas que se puede ver incluso el entramado de los cordones del calzado. Son ligeramente mayores que la media china de la época porque el Emperador quiso un ejército poderoso y así lo mandó hacer.

Dicen que el arquero visto de perfil tiene la misma figura que el mapa de la provincia de Xian. Se conservan pocas armas pero hay una espada expuesta que aún después de tantos años su filo era capaz de cortar sin esfuerzo veinte hojas de papel,

La inmensidad del lugar nos puede dar una idea de los esfuerzos por construir la tumba y lo que costó. Calculan unas 750.000 personas trabajando durante 32 años. En el pedestal de cada figura está inscrito el nombre del artesano y se han contado cerca de 800.

Se ha conservado un libro que describe la tumba del emperador, que aún no se ha abierto porque sospechan que su estado es delicado y podrían estropearlo. Se habla en dicho libro de un río subterráneo de mercurio y esto hace que se prefiera esperar más tiempo para tener mejor tecnología y abrir con garantías.

Volvimos a Xian para visitar el barrio árabe y la mezquita. Loa árabes abrieron la Ruta de la Seda en el Siglo VIII de esta era y ayudaron a un emperador a sofocar una rebelión interna. El Emperador en agradecimiento les dejó instalarse, pero fuera de los muros de la ciudad y les dio terreno.

Les construyó una mezquita que en nada se parece a las de otros lugares. En China hay ocho mezquitas y unos 8 millones de mahometanos. Alrededor de la mezquita hay un zoco. La similitud con otros zocos no sería extraña salvo por las personas que los atienden. Son descendientes directos de árabes casados con chinas, aunque tras tantos años solo conservan su religión.

La mezquita es una construcción totalmente china, con diversos patios ajardinados y salas de oración y estudio separadas para hombres y mujeres.

Por la noche dimos un paseo para contemplar los edificios iluminados. Son hermosos los de las torres del tambor y de la campana, típicos en toda gran ciudad china. Tanto de día como de noche esta ciudad de nueve millones de habitantes presenta unos contrastes impresionantes. Y es que estamos en un país único en muchos aspectos.

Publicado el May 11, 2017 en No catalogado. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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